Ma vie, mon ciel, mon amour.
Con hoy ya van dos, tres, o unas cuantas noches más, de oscuridad, insomnio y letras.
Con este, ya van cinco, seis o unos cuantos años más, disfrazados de arrepentimiento y culpa.
Desde ayer y hace unos cuantos días más, la luna viste de rojo. Está apenada, disfrazada, sonrojada. Tiene los hoyuelos más profundos que de costumbre, intenta ser aliada de la noche, intenta convencer al hombre de su pasado amor, intenta ser víctima esta vez.
Pero no hay nada más que un recuerdo roto mojado de lluvia, un “te amo” escondido en fracaso, un suspiro agonizante, una luz volátil, un secreto hecho sangre.
Una mirada perdida en el olvido, un rostro palpitante, pero imaginario. Dos seres que se aman, en la inmensidad de una historia, que murió en diez meses y vivió por siempre.
Nada más que un millón de colores en blanco y negro, un corazón congelado en el ayer, mil poemas sobre una alfombra y una turbia mirada al infinito.
Un tu y yo desvanecido en la aspiración de un cigarro y una cabeza cóncava en la penumbra de una madrugada, esperando el único momento del día, en que las penas del corazón ríen.
Ese momento, en que lazos mágicos en el cielo saludan un nuevo día y en un parpadeo se esconde el universo plano, oscuro, frío.
Ese momento en que le pido a la luna casi somnolienta, que me des una gran disculpa por haber hecho de este amor, algo tan grande.
Una gran disculpa, por un amor sin limites, sin interés, sin argumentos. Por adorar cada centímetro de tu alma, por divagar en cada sonido emitido por tus labios y por soñar cada esquina de tu ser.
Por haber cruzado el cielo en dos segundos, solo por verte pasar.
Por haberte escrito mil poemas, solo por sentirte en frente.
Por haber creído en la perfección, solo por saber que existías.
Porque de mis labios nunca salió una letra de amor, de mis ojos nunca corrió una lagrima, mis brazos nunca redondearon tu ternura y mis actos demostraban muestras de odio.
Por no haber corrido tras de ti, ni suplicarte que te quedaras. Por no haber luchado la eternidad de tus ojos. Por no haber gritado ante el mundo lo feliz que era, solo con verte sonreír, ni haberte entregado todo ese amor que era tan tuyo.
Por no haberte enviado las cartas que te escribí, ni haberte cantado las canciones que te compuse. Por no haberte llamado en ningún cumpleaños y haber lanzado besos al viento.
Porque solo me conformaba con pensarte y estúpidamente escribía poemas con un romanticismo inútil. Porque formé un recuerdo en carne y hueso que no contemplaba tu perfecta complejidad. Porque creí que el amor era un acto de sumisión y voté cada una de tus cartas.
Porque no timbre esa vez en tu casa, porque no lloré frente a ti. Porque di la espalda cuando te vi pasar y no te bese cuando moría de ganas.
Te amé mucho, demasiado, inmenso, incalculable. Te amé de día, de noche, con sueño y cada lunes. Te amé con miedo, con cansancio , con frío y con barreras. Con blanco, con negro, con sueños y sin ellos.
Te amé porque si, te amé ¿Por qué no?, te amé descalzo y te amé volando. Te amé con tragos, te amé llorando.
Te amé más que a nada, te amé contra todo. Te amé en pasado y te amé en futuro. Te amé cantando, te amé jugando. Te amé creciendo y también cayendo.
Te amé y te amé hasta que no pude más. Te amé hasta hace unos pocos segundos. Porque ya no soy quién solía ser, porque ya no sé quién eres. Porque el único que me hace escribir, es el ideal de tu recuerdo, tú ya no estás.
No me das un abrazo cuando me siento triste, no me escribes palabras de amor, no me esperas cada noche en la estación del tren, ni me das calor en días de frío.
No me consientes hasta dormir, ni me apoyas cuando quiero tirarlo todo a la basura. No estás cada domingo en la tarde, ni cada sábado en la noche.
No estás en frente cuando estoy cantando, ni en mis llamadas perdidas. No estás hace mucho tiempo y nunca más volverás a estar.
Aunque te sienta conmigo, aunque te encuentre en mi mente, aunque nos amemos en sueños, tú ya no estás.
Aunque te vea en las flores, te sienta en el viento, te encuentre en canciones, te busco y te vas.
Aunque intente retroceder el tiempo, intente cambiar la historia o intente demostrarte mi amor, haces parte del ayer. Aunque dibuje un holograma de tu ser, escriba un poema de tu sonrisa, baile un vals de tu amor o cante una estrofa de tu corazón, no eres más que un vago recuerdo.
Por último, nuevamente mis disculpas por reiniciar mi corazón sin ti. Por pensar en alguien más con amor y terminar mis días sin la ilusión de encontrar tu mano. Por iniciar una nueva obra en la que no tienes personaje, por cantar una nueva canción que no refleja tu recuerdo.
Es hora de dejarte ir, el amor es más grande que el tiempo, el tiempo es una ilusión relativa, una ilusión es una promesa inexistente y la promesa que hoy hago, es a ser libre de mis culpas de desamor. Te dejo ir de mi mente, aunque tu cuerpo ha escapado hace casi una década.
Te amé, te amé mucho, pero el tiempo ha cambiado. El presente me llama a gritos y el futuro, ya no te espera en la puerta de entrada.
Tarde o temprano, pero despedida.
Con cariño pasado.
para Ma vie, mon ciel, mon premier amour.
Por : Jessica Rueda Castro
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En memorias de un soñador.